Triste tigre de Neige Sinno
¿Cómo llegué a este libro? Escuché una entrevista a la autora enLa hora extra, un programa de radio en la cadena Ser, realizada por Raquel García.
Neige Sinno es una escritora francesa, nacida en 1977. Vive en México.
Novela autobiográfica o ensayo. Neige sufrió abusos sexuales, por parte de su padrastro, durante 7 años (de los 7 a los 14)… a los 21 le denunció.
La historia está contada desde el punto de vista de una mujer, que 20 años después del juicio, sigue haciéndose la misma pregunta ¿Por qué lo hizo?
Es un análisis sincero en el que todo y todos son cuestionados: el abusador (el tigre), la víctima, la madre, su entorno, sus culpas, sus dudas, las circunstancias, la madre protectora en la que se ha convertido…
Y sobre todo es un aviso a navegantes: esto sigue pasando en el siglo XXI, según comenta “Una de cada 10 personas ha vivido un abuso sexual en su infancia”.
- N.º de páginas: 256
- Editorial: Anagrama septiembre 24
- ISBN:9788433927101
- Traductor: Neige Sinno
Opinión personal: Es el segundo libro que leo sobre niños víctimas de abusos, contado por ellos mismos; el primero fue Esto no se dice, de Alejandro Palomas.
Duele mucho escuchar a alguien que ha tenido que sufrir tanto en su infancia. No soy capaz de ponerme en el lugar de esos niños…
Lo terrible es que son muchos más de los que creemos. La autora menciona el caso de Alice Munro, en el que su hija menor dijo que su padrastro había abusado sexualmente de ella, cuando era niña y Alice se quedó con él, aún después de saberlo. También el de Margaux Fragoso en “Tigre, tigre” (historia de violencia sexual), el de Toni Morrison en “Ojos Azules” (marcada por los abusos y el racismo), y el de Claude Ponti al que su abuelo violó y no le creyeron…
Lectura dura donde las haya, con nudo en la garganta desde la primera página. No apto para todo el mundo, narraciones muy crudas.
¿Qué sucede en la mente del verdugo? ¿Qué puede haber de erótico en un pequeño ser con costras en las rodillas, que aún no ha mudado todos los dientes?
“Un niño no puede abrir la puerta del consentimiento, simplemente no llega al picaporte”.