Malaherba

Malaherba de Manuel Jabois

¿Cómo llegué a este libro? Ya había leído Miss Marte de Jabois (ver reseña). Acababan de devolverlo, e Isabel me comentó que le había gustado.

El protagonista y narrador es Tambu, un niño de 10 años, Pontevedra, años 90.

Malaherba está catalogado como un relato de infancia. Son las experiencias y descubrimientos vitales de unos de niños gallegos, que les toca madurar conviviendo con el mundo de la droga muy cerca.

La inocencia de Tambu hace que Malaherba sea una lectura entretenida, fácil, tierna y dura, llena de sentimientos. La hermana de Tambu es un amor, esto dice de ella:

“Podría decirse que cuando cumplió 7 años se convirtió en mis padres, si no lo era ya antes, y cuando creció fue también los padres de papá y mamá”.

Malaherba. Manuel Jabois
Portada de Malaherba de Manuel Jabois

Te encuentras toques de mucho humor: cuando descubre el sexo, los motes (El Pezetas, Dani el ojitos, La pasa…) y sobre todo, la increíble forma de los niños de entender la vida.

Aunque es un niño pequeño el que nos va contando su historia encontramos frases demoledoras a lo largo de la lectura:

«Me aprendí todas las capitales europeas con ese puzzle de la misma manera que aprendí muchas cosas de la gente a la que quería juntando sus pedazos».

«Papá decía que el amor y la muerte era lo que convertía a un niño en mayor, se olvidaba de algo más importante aún: el amor, la muerte y él mismo».

Malaherba. Manuel Jabois
  • Editorial Alfaguara, 2019
  • N.º de páginas:   186
  • ISBN: 978-84-204-3836-8

¿Opinión personal? Entretenido y de fácil lectura. Tierna, con duro final, cuando acabas descubriendo el tremendo mundo que les rodea.

Tambu es un encanto. Seguro que cualquiera de nosotros nos sentimos identificados con alguna de sus experiencias: en clase, con los compañeros, con los profesores, con los amigos, en casa… Todos pasamos esa etapa tan increíble donde cada día descubríamos algo.

Entre sus libros favoritos están Enid Blyton y Roald Dahl.

He leído en algunas reseñas que no les ha gustado el final, difiero. No hace falta contar nada más que lo que Manuel nos dice, se entiende y pellizca el corazón totalmente.

Me ha traído muchos recuerdos de mi infancia y juventud. Viví la época en la que nos asustaban las jeringas y el SIDA. Algún conocido se pinchó con una, como pasa en la novela.

Mi abuela también decía a menudo “Mala hierba nunca muere”.

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